El pasado fin de semana estuvimos en Tucumán y Tafí del Valle para formar parte, una vez más, del Benelli Experience junto a la marca y nuestros ya amigos del Grupo Silva, que son el distribuidor oficial de la marca en Yerba Buena. Y de allí me traje un montón de cosas, entre ellas sendos Motoblog Cotidiano de las Morbidelli T1002VX y de la M502N, aprovechando los caminos, los paisajes y las curvas de las que aquí en Buenos Aires no tenemos. Algo que me voy a poner a editar ahora.
También me traje la impresión y la certeza sobre la importancia de generar comunidad. Benelli vendió más de 50 mil motos en Argentina desde su llegada a nuestro mercado en 2017, que son un montón de motos, aunque en comparación con otras marcas. Es poco más del 5% de lo que vendió Honda en el mismo período y apenas el 1% del mercado, pero no dejan de ser más de 50 mil changos que tienen tu moto. Pero hay algo que Benelli hizo mejor que nadie, y es donde ha puesto la mayoría de sus esfuerzos de marketing desde el comienzo, y tiene que ver con generar una comunidad, con el sentido de pertenencia. Y aquí es donde viene el dato clave: la comunidad armada por Benelli durante estos 8 años es el punto de partida para Morbidelli. Pero vamos a hablar más de esto en otra publicación.
Y por último me encontré con el canal de YouTube de AndyDub, un mendocino, de General Alvear, fotógrafo desde chiquito, y al igual que su papá le gusta ir a trabajar en moto, solo que esta vez su trabajo estaba a 1200 kilómetros de distancia, así que mientras viajaba en su Benelli Imperiale 400 desde Mendoza a Tucumán, se hizo una pasada por la Cuesta del Portezuelo e hizo un video que me gustó mucho y que siento que amerita ser compartido. Por la calidad de la imágen y por la historia que cuenta solo con subtítulos y una música que acompaña muy bien un camino icónico de nuestro país.
Parece haber algo de influencia de Motoblog también, porque su casco es un HJC V90 y la indumentaria firmada por Brooklyn Moto Company. Sin pruebas y con alguna duda, nos atribuimos el mérito. Por ahora, los dejamos con un paseo por la cuesta del Portezuelo y con una buena historia para leer.
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