Un par de cosas me quedaron bastante claras hace unos días cuando Harley-Davidson abrió su nuevo, y muy impresionante, concesionario en el corredor de Libertador es que las marcas pueden evolucionar, pero que nunca deben perder su esencia, su alma, lo que las trajo hasta acá. Me tomó tan solo unos segundos llegar a esa conclusión, cuando entré al enorme salón de ventas de la nueva casa de la marca americana y todo lo que estaba expuesto allí, para el deleite de los que gustan de esta marca, eran modelos bien Harley. Y en ese momento pensé, esto es lo que viene a buscar la gente cuando piensa en esta marca ¿por qué va a tener que ofrecerles otra cosa?
Sí, es cierto que probablemente el mercado de Harley-Davidson se esté contrayendo, al menos en términos de participación de mercado, pero está más que claro que la marca viene dando pasos en falso tratando de desarrollar líneas de productos que nada tienen que ver con su esencia y está perdiendo mucho más desandando ese camino que lo que podría ganar enfocándose en ser todo Harley-Davidson que pueda y no pretender ser otra cosa.
Obviamente la separación de LiveWire como una marca individual, independiente de H-D, fue una movida correcta a nuestro juicio, para no mezclar tanto las aguas, pero a esta altura quedó clarísimo que Harley-Davidson está detrás de esta marca eléctrica y que la inyección de fondos sale del mismo bolsillo, por así decirlo.
Y LiveWire desde su nacimiento viene explorando un poco para donde ir. Su primera moto, que inicialmente se llamó Harley-Davidson Livewire, para luego pasar a llamarse Livewire One, intentaba ofrecer una reinterpretación eléctrica de lo que la histórica marca de Milwaukee, Wisconsin, representa. Una sport tourer, según la marca, que buscó tener una estética muy en línea con la línea Sportster y con el objetivo de satisfacer el paladar de una especie de harlista vegano, si se entiende la expresión. Obviamente brilló como novedad, porque fue algo totalmente disruptivo para Harley-Davidson, pero su fuego se apagó bastante rápido y dejó de ocupar las primeras planas en cuestión de semanas.
Ya como LiveWire apareció la S2 DelMar, y luego sus versiones Mulholland y Alpinista. Y esa fue una movida mucho más al estilo United Colors of Benetton por parte de Harley, ofreciendo una moto para los jóvenes de todo el mundo, sin importar la raza, religión ni de qué equipo son hinchas. Una moto para el habitante de las ciudades del mundo, que necesita movilidad pero que quiere algo más. Mucha zapatilla de skater, mucha camperita de jean, mucha riñonera y casco con glitter. Además de ser una moto que vale más de USD 16.000, ideal para combinar con tu depto de Londres, Roma o París.
Bueno, ahora LiveWire incursionó en algo que, quizas, pueda ser una movida acertada, siempre y cuando los valores de estas motos estén más en línea con ser un juguete para grandes que ser una moto. Porque una monkey bike es eso, es un regreso a la infancia de los que crecieron en los 80 y 90 a través de un juguete, que encima si es usable y no da problemas mejor. Y que son equiparables a una 125, pero con el torque de una eléctrica. Una especie de Dax, Cub, Monkey
Las mini-motos se mostraron en el Homecoming Festival de Harley-Davidson al que, obviamente, LiveWire fue invitado, y aquí mostraron estos prototipos producto de la colaboración entre los americanos y Kymco. Y ojo, las motitos no están nada mal y pareciera que LiveWire entendió bien la idea con este proyecto. Es una moto recontra simple desde lo visual y funcional, pero con motor de disposición central y transmisión por cadena, como debe ser. Básicamente es un chasis perimetral multitubular, un asiento banana y dos guardabarros cortitos, con dos baterías de buenas dimensiones, pero logrando una moto de 113,5 kilos.
La moto tiene un motor de alrededor de 11 kW, que es el que usan las eléctricas equivalentes a una 125, pero con la capacidad de acelerar de 0 a 60 en 3 segundos y logrando una velocidad máxima de 85 km/h, lo que no andaba ninguna Dax, Monkey o Cub cuando éramos chicos. Las baterías se pueden intercambiar y recargar en la misma moto o fuera de ella, y desde LiveWire aseguran tener una autonomía de 160 kilómetros.
Horquilla invertida, monoshock trasero, ruedas de 12″, frenos de disco con ABS y dos diseños, o dos presentaciones para el paladar de distinto tipo de usarios: trail y street.
Y por último, recontra customizables -bueno, cuando lleguen a producción, ¿no?-. Podes elegir el color del asiento, de los pedales, el tipo de llantas, la pintura del cuadro, grips, stickers, las ruedas, el tipo de manillar y los plásticos. Como para que nadie se prive de armar la que más le gusta. Esto en un mercado donde te podes configurar la moto y te la entregan en la puerta de tu casa es un golazo.
Siento que con este tipo de productos LiveWire encontró una razón de ser mucho más válida que con las otras dos con un producto que no pretende ser otra cosa que lo que se ve a simple vista. Y que si el precio es lógico, pueden encontrar un negocio de muchísimo más volúmen que el que manejan hoy con las One y S2 que son muy caras además. ¿Cómo la ven?
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3 respuestas
Tengo 62 años y mido 1.60, no solo la quiero, casi que la necesito (mi hijo de 16 también¡¡¡¡)
La verdad que se ve muy interesante
Es la DaDalt eléctrica!! jaja ( comentario solo para adultos mayores).