Siempre que nos sumamos a una experiencia, más allá de que nos divertimos un poco mientras trabajamos, el objetivo principal es que nuestra comunidad y nuestra audiencia la pueda ver desde adentro. Sea un destino, un tipo de viaje, una competencia, tratamos de sumarnos y vivirla para que muchos puedan conocerla y, eventualmente, entusiasmarse con participar en algo similar o en una próxima edición. Así ha sido con clínicas de manejo, con los viajes de Motoadventure Tours, Argentina Moto Rental y Big Trail, con la Ruta de la Mula y con el Enduro del Verano, entre otras. Y muchas veces, al mismo tiempo, nos sirve para probar una moto en un entorno apropiado.
De eso se trata en gran medida Motoblog, de acercarles a ustedes el mundo de las motos para que conozcan más, para que tengan más opciones, para que se entusiasmen a experiencias más exigentes, para que quieran mejorar, etc.
Pero este verano, más precisamente una semana antes del Enduro del Verano, fuimos invitados por Kawasaki Argentina a una experiencia un poco más hedonista y un tanto egoísta, ya que no se trataba de algo en lo que ustedes pudieran participar sino más bien una invitación para nosotros a pasar un fin de semana en la arena divirtiéndonos con productos que Kawasaki Argentina tiene en nuestro mercado y que no siempre podemos probar. Ya habíamos tenido nuestros días con las KLX en enero, cuando hicimos nuestro test ride, pero nunca habíamos tenido la oportunidad de subirnos a un Teryx, mucho menos a cuatro.
Así fue como un viernes cualquiera salimos rumbo a Pinamar para participar de esta experiencia de verano organizada por la marca verde, más conocido como KawaSummer, donde nos encontramos con un grupo de influencers que allí estaban, al igual que nosotros, para pasarla bien, divertirse y acelerar en los médanos y playas que el paisaje tenía para ofrecernos. Obviamente a la marca esto le sirve también para hacerse de contenido local de sus productos y también para llegar a una mayor audiencia a través de las redes de los participantes.
Allí nos encontramos con Tato y El Pela, más conocidos como La Pareja Tester; con Gianluca Basile, aka Hijuetigre, con Laura Rebasti y Lola Belmonte, a Valentín Castellote y al más famoso de todos los que estaban ahí, alguien a quien conocemos desde Chiquititas, el Sr. Facundo Arana que asistió con su mujer y sus hijos -todos unos dementes, vale aclarar-. Hasta ese entonces, salvo algún encuentro casual con alguno de los mencionados en algún evento de lanzamiento, para nosotros un mundo totalmente desconocido.
Ah, sí, me olvidaba. También vinieron un rato Joaquín y Agustín Poli, que ya estaban entrenando con sus Kawasaki KX450F para la carrera que una semana después los vería cruzar la bandera a cuadros en cuarto y segundo lugar respectivamente. Como siempre un placer conversar con ellos.
La ubicación de la juntada no pudo haber sido mejor, una buena extensión de tierra -o arena- privada una buena cantidad de kilómetros al norte de Pinamar, con caminos internos más que suficientes para despuntar el vicio, con acceso a médanos que de otra forma es difícil llegar, lo que nos garantizaba cierta privacidad y tranquilidad a la hora de filmar y hacer locuras, y acceso al mar para cerrarlo con un moño.
Fue un fin de semana de fierros, arena y nafta, que siempre es agradable consumirla en grandes cantidades cuando la paga otro, no me van a decir que no. Pero también fue un fin de semana para hacer nuevas amistades, para mover un poco el esqueleto previo al EDV y para conocer un poco mejor los UTV y SSV de Kawasaki, algo que no probábamos desde que Max se fue a las dunas de Ritoque, en Chile, allá por 2016 en tiempos de Autoblog.
Sin dudas, lo que más nos sorprendió de todo lo que probamos fue la capacidad de los Teryx KRX1000 de absorber prácticamente todo lo que el terreno les pone adelante. Puede que no sean los más potentes del mercado, ya que hay productos que superan tranquilamente los 200 caballos de potencia, pero con el desarrollo del chasis, la geometría de las suspensiones y los amortiguadores FOX Podium 2.5 LSC y casi medio metro de recorrido, nada de lo que el terreno le tire parece impedir que pase con total normalidad. Saltos, whoops, cortadas o montículos que harían que cualquier camioneta deje una rueda de regalo ahí mismo. Es realmente asombroso lo que estos vehículos son capaces de hacer.
Pero bueno, como siempre, mejor que contárselo es que lo puedan ver. Así que aquí los dejamos con el KawaSummer de Kawasaki, desde la Costa Argentina. Pasen y vean.
Fotos: Motoblog, Agustín del Sel y Amir Martínez
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